Sábado 2 de Marzo de 2013
San José del Cabo BCS
Víctor Paz/Héctor Narro
Agradable noche íntima se vivió el pasado Martes 2 de Marzo
en el Centro Cultural Pericue durante la presentación del libro “Callejón sin
salida” de Keith Ross.
La presentación del Libro corrió a cargo del periodista y
escritor Héctor Narro, seguido de la lectura en voz de Keith Ross del cuento
llamado “Callejón sin salida” tema que lleva el nombre del Libro.
Durante la lectura de “Callejón sin salida”, el autor del
libro fue desmenuzando y explicando sus conjeturas acerca de los personajes, la
razón de estos, sus íntimos impulsos y el canto de las frases que le impulsaban
a seguir escribiendo, todo esto en medio de una noche mágica que agradeció con
aplausos su intima presentación en
el Centro Cultural Pericue.
Héctor Narro
“Callejón sin salida” de Keith Ross
“Y no hay peor llanto más triste que el de un hombre
borracho llorando de arrepentimiento por sus placeres”
condenarro
Siempre me ha dado mucho gusto comentar un libro, obra de un
autor cabeño, en este caso, Keith Ross, que nació en San José del Cabo, pero en
aquellos años la mayoría de los niños nacían allá, en el “hospital de las
monjitas”, su residencia y hogar fue en Cabo San Lucas, su abuelo, “El Dr.
Ross” fue de los primeros mecánicos de embarcaciones turísticas y armador de
carros de off road, el fue el
primer Keith Ross, su padre, el primogénito y segundo Keith, ambos en paz
descansen y el tercero se dedica a las letras. En este su “Callejón sin salida”
nos obsequia algunos cuentos que bien pudiesen ser anécdotas propias de este
puerto, editado por el Instituto Sudcaliforniano de Cultura.
Con relación a la presentación de su libro, el más nuevo
porque ya tiene trayectoria literaria y varios premios en su haber; En esta doy
cuenta de una percepción, personal, claro, sobre sus cuentos: Callejón sin
salida, Historia policíaca I, La destructora de cuentos, Historia Policíaca II,
Oxidado, Historia policíaca III, Diógenes y Tahualila.
Cada historia habla de lugares qué, quienes hemos residido
en Cabo por más de 20 años los conocemos, al menos los identificamos y las
historias son, como señalé en el primer párrafo una suerte de anécdotas, ficticias
o reales no es lo importante, tanto en el contexto de su historia, como en la
peculiaridad de la gente oriunda de Cabo, ese humor, sin ser malicioso ni
inocente del todo, siempre tiene una profundidad y honestidad que se destaca en
sus relatos.
Con un lenguaje, que no pierde el modo de hablar de los
cabeños, no acude a las frases típicas que han hecho famosos a los choyeros,
sin que el término choyero sea peyorativo de modo alguno, ellos mismos así se
mencionan y es que la choya es una planta típica y abundante en el estado.
El callejón sin salida relata la plática-monologo de un
surfo, que bien pudiese encontrarse en la playa de el Monumento que en Buenos
Aires, o Costa Azul, aunque yo soy de la opinión que fue en la primera; Una
charla que permite al Pita esperar la mejor ola, la que busca diariamente, su
lugar de relajamiento y aprovecha para conocer a otros surfos que se le acercan
a escucharlo; su historia es un tanto dramática, y por lo mismo y la
personalidad de el Pita te atrapa;
La Historia policíaca I trata de una pareja, ella lo
abandona, el se convierte en un borracho empedernido y entristecido de por
vida, más los personajes y el relato dan a conocer una idiosincrasia de una
forma liviana, elocuente y con humor;
La Destructora de cuentos es de unos alumnos, uno de ellos
siempre contaba historias a sus compañeros, pero siempre ahí estaba la otra
para cuestionar la veracidad; La historia policíaca II trata de la vida de
Pedro “El manco”, que era amigo de Joselo el abandonado de la primera historia
policíaca; Oxidado es la historia del Matute y la Martina, el carnadero, hijo
de carnadero que por enamorarse de esos lunarcitos que tenia la Martina entre
los pechos pasó a cambiar toda su vida; La historia policíaca III cuenta sobre
Enriqueta, la hija de Doña Elvira, que tenía una peluquería y su hija se
encargaba de una tienda, a la que los niños acudían a toda prisa por el humor y
amargura que predominaban en ella, opuesto total a la personalidad de Doña
Elvira; Diógenes, es quien recibe la plática de una estilista que por medio de
su trabajo permite leer a las personas y del como conoció y se enamoró de
Marco; Finalmente Tahualila es la historia de un comandante y su compañero el
Mafufo y una serie de suicidios de puros tahualilas; sabemos que el término
Tahualila se empezó a utilizar al referirse, los oriundos a toda la mano de
obra de la construcción y ambulantaje que llegó de otras costas mexicanas.
Los ocho relatos tienen un sabor cabeño bien sazonado, con
un lenguaje que dan muestra de la formación de Ross en las letras, sin llegar a
las frases ya conocidas y hasta choteadas propias de Los Cabos, desglosa la
forma de vida de la década de los 80, cuando el pueblo de pescadores empezó a
formarse en lo que hoy conocemos, de una forma clara, divertida, más con el
dramatismo de la realidad, lo que hace a Keith como uno de los socios más
jóvenes del club de pobres locos peligrosos irreverentes irrelevantes,
irremediables pero irresistibles y reales prófugos de la injusticia que viven
muchos choyeros por el abuso de algunos fuereños pudientes y gandallas.
“No hay pendejo que lo sea a propósito, Mafufo, y menos si
nacieron con ese talento” (El comandante a su subalterno)



