San José del Cabo BCS
10 de Julio de 2012
“Letras del Finisterra” Revisión de escritores de Los Cabos
Agradable noche de letras con la presentación del Libro
“Letras del Finisterra”, que se llevo a cabo este Martes 10 de Julio en el
vestíbulo del Teatro Miguel Lomeli Ceseña.
Durante la presentación se contó con la grata presencia de
varios de los autores que participan en esta recopilación de escritores de los
cabos, quienes compartieron lecturas de algunos de sus textos, al micrófono estuvo,
Santiago Bringas, Aldo Fulcanelli, Víctor Caballero , Alejandro Álvarez, Juan
Matehuala, Roberto Cota , Eduardo Ruiz, Cristian Mendoza y Víctor Paz.
“Difícil es llorar en crisis de lágrimas,/En estos tiempos,
cuando las carcajadas entran por la ventana” (Víctor Hugo Villaseñor)
condenarro
En la Colección Bicentenario que editan y publican el
Gobierno del Estado, por conducto del Instituto Sudcaliforniano de Cultura, en
coordinación con el Gobierno Federal por conducto de la Comisión Nacional para
la Cultura y las Artes se reúnen las letras, ideas, sentimientos, fantasías;
talento de 35 plumas cabeñas, algunos pocos nativos, los más adoptados por esta
joya de la geografía mexicana que es fuente de inspiración, tal como se lee en
este punto de encuentro.
He de comentar que los textos ahí vertidos conllevan a un
viaje inexplicable por la variedad, la riqueza que nos comparten, por órden
alfabético y de aparición: Alejandro Álvarez, Lino Briones, Víctor Hugo
Caballero, Conchita Cabrera, Jesús Castro Agúndez, Carlos Castro, Roberto Cota,
Fernando I. Cota Sández, Cecilia Domínguez, Roberto Flores, Aldo Fulcanelli,
Manuel Fernando Gómez Ramos, Roberto Carlos González, Virginia Güereña Mills,
Rebeca Gutiérrez, Claudia Islas, Janet Larumbe, Rafael López Green, Jaime
López, Pako Magaña, Pablo L. Martínez, Juan Matehuala Santana, Cristian
Mendoza, Jesús Lenin Mercado, Cesar Osuna Peralta, Víctor Paz, Calafia Pozo,
Pedro Ramírez, Leonel Reyes Cetina, Mercado Reynoso, Keith Ross, Eduardo Ruiz
Castro, Margarito Sández Villarino, Miguel de Uranga y Víctor Hugo Villaseñor,
de quien tomé la cita del inicio, sin menospreciar el trabajo del resto de los
escritores, porque de alguna manera explica esta conjunción de creadores. He de
presumir, a mucha honra, que a muchos de ellos los he conocido personalmente,
he cultivado amistad y a otros los he conocido por medio de sus textos y me he
cultivado.
Un ejemplar que es, en sí mismo un ejemplo de convivencia
pese a las diferencias, tanto de estilo como de género, y nada que ver con el
género femenino o masculino. Encuentra el lector poesía, cuento, narrativa,
reflexión, ensayo, texto periodístico, historia. Acuden al lector la crítica
social, el amor, el desamor el erotismo puro, limpio, profundo, metafórico y/o
directo, la historia por quien la vivió en carne propia.
Hacer un comentario de cada uno de los autores me tomaría
medio periódico, la verdad, tanto por el juego de las letras y las ideas, como
el sentimiento que dejan en el lector. Así las cosas, haré algunos comentarios
qué, desde la perspectiva del suscrito, mejor pudieran invitar al lector a
buscarlo y comprarlo, porque en realidad es un compilación de talentos que
valen la pena leer, releer y compartir, despacio, con la calma que lo que nos
transmiten requiere.
“Un pedazo del tiempo que se le corta al tiempo” nos dice
Roberto Flores, mientras Manuel Fernando Gómez cita a Quintiliano: “El que
desee escribir con soltura y elegancia ha de juntar un gran caudal de
conocimientos, la lectura asidua de nuestros clásicos”, como preámbulo a su
“Breve historia de cómo las letras lograron su intento” en la que funda una
“Confederación del pensamiento”. Texto que conmueve e interpreto que todas y
cada una de las plumas en este volumen reunidas forman parte de esa
Confederación. En una lección lingüística, Roberto Carlos nos muestra, sobre el
mal uso del español: “supongo que hay cosas más importantes que maltratar el
idioma y por lo mismo nadie se ocupa de defender el mismo”. Hago constar que
los 35 autores demuestran que sí se preocupan por defenderlo, y lo exponen desde
su trinchera, al mismo tiempo que nos comparten su forma particular de ver,
asimilar e interpretar la vida misma, lo que los convierte en miembros
honorarios del club de pobres locos peligrosos irreverentes, irrelevantes,
irremediables pero irresistibles y reales prófugos de la injusticia que sería
el no leerlos.

