19 de Abril de 2012
Víctor Paz
“De vuelta a casa” serie de
cortometrajes de
Víctor Hugo Zamudio.
Pericue Cultural tuvo el honor de invitar a disfrutar de la muestra de
cortometrajes llamada “De vuelta a
casa” del artista visual Víctor Hugo Zamudio, quien nos presento una
recopilación de cortometrajes de ficción realizados en Argentina y México.
Víctor Hugo nacido en
Distrito Federal México es realizador de Cine y Lenguaje Audiovisual por la
Escuela Profesional de Cine de Eliseo Subiela. Buenos Aires, Argentina, es ahí donde emprende este viaje visual dentro del
ejercicio cinematográfico y la búsqueda del lenguaje que le lleva a hacer sus
primeros cortometrajes en compañía de sus compañeros de escuela para
posteriormente hacer mancuerna con algunos de ellos para sus trabajos futuros.
Los cortometrajes que se
proyectaron de la serie “De vuelta a casa” llevan los nombres de “Penal”, “Un
mate y un dibujo”, “Desayuno”, “Adiós mi amor”, “Laberinto”, “Pacto o batalla
por las calles”, “Chilitos rellenos” y “Evaristo”.
Con un gran sabor de boca
quedo el publico asistente a la proyección de cortometrajes “De vuelta a casa”
donde al final de la función el publico aplaudió el trabajo de Víctor Hugo,
dando paso a una larga interacción entre los asistentes y el director tocando
los contenidos de los cortometrajes presentados.
Como presentación el
artista visual leyó un texto antes de comenzar la proyección el cual
reproducimos a continuación.
DE VUELTA A CASA
Una reflexión de
ida y vuelta
Volver implica necesariamente partir. En una
primera instancia, haber dejado el terruño detrás, la familia, los amigos, los
vínculos sociales, los códigos conocidos en todos los niveles y en todas las estructuras
de convivencia. Al partir se deja también una primera versión de la vida, sobre
todo la versión de vida que los padres se habían hecho de uno, y aquello que se
dibujaba como destino, tradición, continuación de un legado, de pronto ha
trastocado su sentido; el mapa de ruta modifica su estructura y al momento que
se trunca, cientos de opciones le surgen como ramas al árbol podado. Una
sensación parecida al vértigo se presenta y de manera indeleble impregna a
partir de ese momento todos los acontecimientos de la vida.
Así de pronto y con muchos menos trámites de
los que se necesitan para conseguir papeles (Si es que se consiguen) Te
conviertes en Extranjero o de menos en Fuereño, porque no hace falta cruzar la
frontera del país para dejar lo de uno, cuantos casos se conocen de pueblos
divididos por una sola calle, un río o una vía del tren que mantienen
rivalidades insalvables con los del “Otro lado”.
Ahí, de inmediato, comienza la azarosa y
también gozosa experiencia de “Conocer” de “Aprender” en la medida de lo posible y de lo querible.
Aprender a “Integrarse” al otro, a
“lo otro” del otro. Con lo que también saltan a la vista, por contraste, los
puntos en común, los parecidos y las similitudes en los rituales, porque todos
tenemos rituales. Se comienza así a horadar el muro, fundamentado casi siempre
sobre miedos, prejuicios, ideas preconcebidas, ilusiones o expectativas acerca
de lo que se iba uno a encontrar en ese otro lugar, en ese allá, que se vuelve,
con el día a día, en acá.
Pequeño chiste inesperado, gracias al proceso
de adaptación, un buen día de esos, “La casa, tu casa” queda ahí, justo donde
estás, y no porque estés ahí, si no porque efectivamente ese lugar donde te
encuentras te es conocido; sus calles, su desayuno, el periodiquero y la
viejita de la esquina te pertenecen; cumplen una función real en tu vida, de la
misma forma en que el señor del atole y los tamales, los taquitos al pastor y
la Victoria (Que solo es nuestra) te conforman inevitablemente.
Finalmente llega el momento de Volver a Casa,
a la real, a la primera. Nueva vuelta de tuerca del curioso destino, jugarreta exquisita,
de esas que le gustan a dios, porque así como fácilmente identificable es esa
Casa; podemos mencionarla, la hemos añorado todo este tiempo, tenemos grabado
en los poros de la piel sus sabores y al evocarla, su energía nos recorre por
completo, cierta, verdadera. Bueno, pues de ese mismo modo, te da en la punta
de la naríz con tu esquemita de caricatura, con tu historia de dormir sin
miedo, y la caricia de mamá. Te coloca curiosa, maliciosamente conforme vas
llegando, en el punto de partida. “Deja vu” del momento en que la tierra es
nueva y es otra, de alguien más, no importa que ese alguien más sea tu familia,
tu ex novia, esa casa es de alguien más, incluso si nada ha cambiado, si te
esperaron en la misma ciudad y con la misma gente, porque resulta que el ajeno
eres tú, el que habla y actúa raro eres tú, y así te descubres, te entiendes,
extranjero donde estés; Aunque en un golpe de optimismo y bien mirado,
descubres que tu casa va contigo, como los caracoles, donde quiera que vayas.
Claro está que todo esto es una
exageración, una serie de imprecisiones que por lo demás son perfectamente
entendibles, yo solo pretendo darles la bienvenida y agradecerles que vengan a
ver este programa de cortos, esperando que puedan sentirse como en su casa.
Gracias por venir.
Victor Hugo Zamudio.
Cabo San Lucas, México.
